domingo, 24 de febrero de 2013

Inanna, diosa sumeria del amor


Es la diosa del amor y la sexualidad Sumeria, sin embargo, al igual que en Grecia se relacionaba a Afrodita (diosa del amor) con Ares (dios de la guerra), Inanna está también unida a los conceptos de guerra, agresión y afán de poder tanto como con el parto y la atracción erótica.
Todos los mitos resaltan la naturaleza bastante irascible de Inanna y las terribles consecuencias de su cólera y su conducta sexual. Se representaba por medio de un haz de juncos, coronado con uno en forma curvada. Era hija de Ningal y Nannar, dioses de la luna; hermana gemela de Utu y esposa de Dumuzi.
Inanna desciende a Irkalla
Inanna, reina del cielo y de la tierra, decide bajar al inframundo. Irkalla era el lugar de “no retorno” para los mesopotámicos, a dónde van los muertos durante ese estado de renovación que significa la muerte, para purificarse y recibir una nueva vida. También es allí donde van las malas conductas, para poder ser purificadas.
Previendo todo el peligro que puede implicar incluso para una diosa el embarcarse en esta empresa, Inanna toma todas las precauciones: se coloca sus insignias reales y sus amuletos mágicos y da instrucciones a su visir, Ninshubur, sobre cómo actuar en situaciones críticas.
A las puertas de Irkalla, Inanna pide al vigilante de la puerta, ser recibida por su hermana Ereshkigal, diosa del inframundo, para poder organizar el funeral de su cuñado, aún cuando sus verdaderas intenciones, son apoderarse del trono. Ereshkigal entra en cólera al saber de la presencia de su hermana y ordena que sean cerradas con llave, las 7 puertas del inframundo. Inanna es obligada a desprenderse, en cada puerta, de cada una de sus insignias reales y debe presentarse desnuda e indefensa ante su hermana. Los jueces del inframundo la condenan a muerte y a que su cuerpo cuelgue de un gancho sujeto a la pared.
Ninshubur comienza a preocuparse por la tardanza de la diosa y pide ayuda a otros dioses para descender y rescatarla. Pero todos se niegan. Opinan que la ambición desmedida de Inanna fue la que la puso en esa situación y ella sola debe salir de ella. Sólo Enki está dispuesto a ayudar a Inanna. De la mugre de sus uñas, crea dos seres que logran ser recibidos por Ereshkigal, por medio de adulaciones logran que la diosa les ofrezca una recompensa y piden que sea el cuerpo de Inanna. Rocían su cuerpo con Agua de la Vida y devuelven la libertad a Inanna. No obstante, los jueces del inframundo exigen que la diosa entregue a alguien que la supla. Al salir, Inanna les entrega a su esposo Dumuzi, al ver que solo él no había sido capaz de guardar duelo por su muerte.

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