domingo, 24 de febrero de 2013

El mito de Prometeo



“…Y cuando toda la creación estuvo lista, el Titán Prometeo creó al hombre y le pidió que poblara la Tierra…”
 El mito de Prometeo es la síntesis de la lucha hombre-divinidad. El mundo está listo, pero falta el hombre, que por evolución lógica debería ser el que destronara a los dioses olímpicos comandados por Zeus.
Prometeo no es un dios Olímpico, es un Titán, hijo de Japeto y Asia que aunque aparenta ante los dioses haber perdonado que le robaran el trono que le tocaba a él y sus hermanos por derecho, guarda el recelo en el fondo de su corazón y sólo espera la oportunidad de vengarse.  Por eso intenta crear una raza capaz de destronar a Zeus y de quitarle su supremacía sobre el universo.
Para hacerlo, Prometeo mezcla barro con sus lágrimas y trabaja hasta que obtiene facciones parecidas a las de los dioses. Satisfecho con su obra, decide crear una multitud de estos seres. Pero cuando termina las observa cómo alineadas y mudas parecieran estar vacías, faltas de vida. Por esto les insufla caracteres de animales: el coraje del león, la fidelidad del caballo, la astucia del zorro… Y éstas comienzan a moverse lenta pero decididamente. Pero todavía les hace falta el espíritu…
Atenea decide ayudar a Prometeo, sin conocer sus intenciones ocultas, así que toma un vaso de néctar divino y lo entrega a los seres para que beban unas gotas. Ya tienen alma, pero no saben qué hacer con ella. Prometeo les enseña, convirtiéndose así en el símbolo de la inteligencia humana. Enseñó a sus criaturas el modo de conocerse a sí mismos y de dominar la naturaleza. Los hombres ya están dotados de cinco sentidos y alma, pero les falta conciencia…
Prometeo decide dárselas, así que comienza pacientemente a enseñarles todo aquello que necesitan saber para sobrevivir. Zeus observa el trabajo y comienza a desconfiar de los hombres. Son demasiado inteligentes. Se convoca a una reunión en el Olimpo y se decide que si los hombres rinden tributo y homenaje a los dioses, serán ayudados y protegidos por éstos. Pero Prometeo piensa utilizar a los hombres como arma en contra de los dioses olímpicos, por haber destronado a los titanes. Espera que el hombre llegue a ser más inteligente y decidido que los dioses.
 La lucha perpetua se inicia…
Ya los hombres estaban casi completos, había una sola cosa que no conocían: el fuego , fundamental para su total desarrollo y progreso. Sabiendo esto, el gran Zeus lo escondió. Los hombres debían comer sus alimentos crudos y fríos. No podían darle forma a los metales que extraían de la tierra. Así, poniendo en marcha su plan de venganza y temiendo por  la raza creada, Prometeo decide darle al hombre el fuego. Toma una rama seca de un árbol y sube al cielo y roba el fuego encendiendo la rama con el calor del sol. Ahora los hombres conocen el secreto del fuego. Poco los diferencia de los dioses, por lo que Zeus y los demás dioses les temen. Los hombres son poderosos y no necesitan de ellos. Buscan la forma de hacerlos dóciles y sumisos de nuevo.
 “Así que Zeus crea la forma más rápida y más fácil de destruir al hombre: La Mujer…”
 Llama a Hefesto y le ordena que confeccione una estatua de bronce. Cada dios le ofrece un don:
“ Atenea (ya enemistada con Prometeo y su creación) le entrega un hermoso vestido y un velo. Cuando está enteramente vestida, Afrodita le ofrece la belleza infinita. Hermes le concede el don de la lengua y Apolo le obsequia una hermosa voz, y la bautizan Pandora…”
 Pandora (todos los dones)  está lista para cumplir su misión. Pero antes de enviarla Zeusle entrega una caja en la que están guardados todos los males y miserias destinados a asolar a los mortales. Cuando Pandora llega la mundo, encuentra a Epimeteo (el que reflexiona tarde) , hermano de Prometeo, quien se enamora de ella y recibe de sus manos la caja. Epimeteo la abre e inmediatamente saltan de ella todas las desgracias del mundo. Sin embargo en el fondo de la caja queda un tesoro, un sentimiento que puede destruir toda la venganza de los dioses: La Esperanza . Zeus no quiere que el hombre espere más nada, así que hace que Pandora cierre la caja y deje a la esperanza dentro.
 “Y así el hombre pierde su paraíso…”
Pandora se convierte en esposa de Epimeteo. Las desgracias llenan al mundo. Los dioses están contentos, el hombre está débil y acepta la esclavitud, pero falta castigar a Prometeo, por haber osado crear al hombre y porque humilló públicamente a Zeus. Por esto es encadenado a la cima del monte Cáucaso, donde un águila gigante devora su hígado durante el día, mientras en la noche vuelve a regenerarse para que la agonía continúe en la mañana. Fueron treinta años de agonía, pero no pidió perdón ni se retractó de sus actos, sólo estuvo jurando saber un secreto de Zeus que sólo diría al ser liberado.
El dios supremo mandó a Hércules a liberarlo y el secreto era que Zeus estaba enamorado de la nereida Tetis y que si la desposaba, tendría un hijo que la destronaría. Prometeo desea volver a ser inmortal, pero para ello necesita encontrar un inmortal que intercambie con él. El centauro Quirón accede, por no soportar los sufrimientos ocasionados por una flecha de Hércules. Y Prometeo vuelve a ser inmortal…

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