Hércules (Heracles, para los romanos), era considerado hijo de Zeus y de Alcmena. Concebido cuando Zeus tomó la forma de Anfitrión, esposo de Alcmena, creció como hijo de este.
Pero por ser hijo de una mortal, Hércules no era inmortal, así que Alcmena, trazó cuidadosamente un plan con la ayuda de Atenea, para hacer que Hera amamantara a Hércules y así éste se volvería inmortal. Entonces, colocaron al niño en una canasta al lado de un río que era frecuentado por Hera y Atenea. Al encontrarlo, Atenea indujo a Hera a que lo amamantara, alegando que era un pobre niño abandonado y tenía hambre. Pero cuando Hera fue a darle de mamar al niño, Hércules la mordió, haciendo que salieran unas gotas de lecha que según el mito, formaron la Vía Láctea. Hera furiosa, juró vengarse del niño y de su madre.
Más tarde, Hera hizo que Hércules enloqueciera y asesinara a sus hijos y a su esposa Megara, por lo que el oráculo de Apolo lo condenó a que trabajara durante doce años bajo las órdenes de Euristeo, rey de Micenas. Así, le sería concedido el perdón, pero nunca le sería concedido el olvido. Hera, al enterarse de esta decisión puso de su lado a Euristeo, con el fin de hacerle más difícil el trabajo a Hércules.
Los Trabajos de Hércules
Primer Trabajo: Un terrible león asustaba la tierra de Nemea. Era hijo de dos monstruos, Equidna y Ortro. Euristeo ordenó a Hércules matarlo. La piel de león era invulnerable. Se enfrascaron en una lucha sin tregua y finalmente, Hércules lo estrangula. Más tarde utilizaría la piel y la cabeza del león como armadura y casco. El león es convertido por Zeus en una constelación que marcará en el cielo la victoria de Hércules.
Segundo Trabajo: “La Hidra de Lerna” era un monstruo de cien bocas humanas en cuerpo de serpiente
. Las cien bocas exhalaban un veneno capaz de secar las plantas y matar a todas las criaturas vivas. Hija de Equina -una ninfa mitad humana mitad serpiente- y el monstruo Tifón, fue criada por Hera sólo para ser enfrentada a Hércules. Cada una de sus cien cabezas renacía al ser cortada y la cabeza del centro, era inmortal. Hércules, valiéndose de astucia y de fuerza, logró vencerla.
Tercer Trabajo: El tercer trabajo consistía en eliminar a un enorme jabalí que vive en Erimanto. Hércules lo hizo correr hacia la nieve, y como era tan pesado, sus patas se hundieron retardando así su paso. Hércules lo atrapó y lo llevó a Micenas para entregárselo a Euristeo, quien huye despavorido ante la presencia del animal.
Cuarto Trabajo: Zeus se enamoró de una joven llamada Taigete y trató de violarla, pero fue socorrida por Artemisa, así que en agradecimiento, Taigete le consagró una cierva llamada Cerynitis, de patas de bronce y cuernos de oro. Era intocable, ya que pertenecía a Artemisa, pero Euristeo, bajo órdenes de Hera, le encargó a Hércules apresarla, sabiendo que esto molestaría mucho a Artemisa. Hércules había luchado contra monstruos, pero esta vez su enemiga era hermosa e indefensa, lo cual, según plan de Hera, acrecentó el remordimiento del héroe. Sin embargo, la captura, pero camino de Micenas, se topa con Artemisa, quien le reclamó por haber robado su cierva. Hércules le explica, y Artemisa, conmovida, lo dejó continuar. Más adelante, Hércules devolvió la cierva a su dueña.
Quinto Trabajo: En su quinto trabajo, Hércules debió luchar contra millones de pájaros que sembraron el hambre y el desabastecimiento en Estinfalia. El héroe los venció con sus flechas y llevó los cadáveres a Micenas.
Sexto Trabajo: Augías, hijo de Helios, heredó de su padre varios rebaños. Pero Augías era muy indolente y dejó acumular el estiércol en los establos, privando de abono a los cultivos y negando fertilidad a la tierra. Euristeo ordenó a Hércules que limpiara los establos y acarreara el estiércol en la tierra, preparándola para siembra. Hércules se sintió humillado, pero era necesario limpiar su culpa, así que negoció con Augías para que éste le diera una décima parte de los rebaños a cambio de limpiar los establos en un día. Como Augías aceptó el trato, Hércules abrió una grieta en la pared del establo y desvió los cursos de los ríos Alfeo y Peneo para que el agua penetrara por la grieta y saliera por la puerta del establo arrastrando el abono por toda la región. Hecho el trabajo, Hércules reclama su paga y Augías se negó a dársela. Más tarde, terminados los trabajos, Hércules regresó para vengarse y fundó Los Juegos Olímpicos en conmemoración de todas sus victorias.
Séptimo Trabajo: Minos, hijo adoptivo de Asterio, rey de Creta, recibe de su padre moribundo el cetro, así que decidió gobernar solo, sin tomar en cuenta a sus hermanos. Dio la excusa de que lo hacía, porque como era hijo realmente de Zeus, los dioses no le negarían nada. Para probarlo, pidió a Poseidón que hiciera salir un toro del fondo del mar, prometiéndole que luego lo sacrificaría. Poseidón lo escuchó pero Minos no sacrificó al toro, así que el dios del mar lo enloqueció. El séptimo trabajo de Hércules consistía en apresarlo y llevarlo a Micenas.
Octavo Trabajo: El cruel Diómedes, que odia a los extranjeros, posee cuatro caballos: Podargos
(Pódargos: pies blancos o ligeros), Lampo
(Lámpos: brillante, fogoso, ilustre), Xanto
(Xhantós: amarillo, dorado, de pelo rubio) y Deino
(De Deinós: temible, terrible) , monstruos que lanzaban fuego por las narices y comían únicamente carne humana. La tarea de Hércules, consistía en llevar a Micenas a los caballos de Diómedes. Hércules fue al palacio del rey y cuando éste salió de paseo con sus caballos, se lanzó sobre él y lo estranguló, dándoselo luego de comer a sus propios caballos. Apaciguada su hambre, los condujo hasta Micenas, donde el rey los consagró a Hera y por primera vez, rindió un homenaje a Hércules.
Noveno Trabajo: Hipólita era la reina de las amazonas y poseía un cinturón, regalo de Ares, dios de la guerra, el cual era famosa por su belleza y porque había sido hecho por Hefesto, el dios herrero. Admeto era la hija de Euristeo, caprichosa y empecinada, convenció a su padre de que le pidiera a Hércules que robara el cinturón para ella poder lucirlo. Así que Hércules emprendió el camino para llevar a cabo su noveno trabajo. Pero contrario a lo previsto, las amazonas, guerreras por naturaleza, recibieron a Hércules con mucha hospitalidad y ofreciéndole su amistad a tal punto que Hipólita ofreció obsequiarle el cinturón a Hércules para que cumpliera su trabajo. Hera se enteró y decidió intervenir, así que se disfrazó de amazona y gritó que Hércules planeaba secuestrar a Hipólita. Las amazonas atacaron a Hércules y al éste sentirse engañado mató a Hipólita y se apoderó del cinturón.
Décimo Trabajo: En la isla Eristea, vivía el monstruo Gerión, con triple cuerno de gigante y tres horrendas cabezas. Éste tenía un rebaño de bueyes, encargados a Euritrión, un mortal, y a Ortro, un perro de múltiples cabezas y cuerpo de serpiente. La misión de Hércules consistía en llevar los bueyes a Micenas. Tan pronto como llegó fue atacado por Ortro, pero le descargó un golpe con su mazo y lo venció. Luego mató a Euritrión que se acercó atraído por el ruido. Luego el gigante Gerión, acudió en defensa de su rebaño y fue atravesado por las flechas de Hércules. Luego de esto y viendo la facilidad con la que Hércules había realizado el trabajo, Hera mandó unos insectos gigantescos a atacarlo y así perdió el rebaño, pero más tarde logró recuperarlo y llevarlo a Micenas.
Décimo Primer Trabajo: Consistía en llevarle a Euristeo, al funesto Cerbero, un can hijo de Equidna y Tifón, poseedor de muchas cabezas y que era el guardián de los infiernos. Hércules es guiado por Hermes al Erebo. Todos los muertos huyen ante Hércules, sólo dos se quedan al verlo, Medusa y Meleagro. Hércules trató de herir a Medusa, pero Hermes le explicó que es sólo una sombra sin cuerpo, imposible de alcanzar. Meleagro por su parte, le contó todas sus desdichas y le hizo prometer que desposaría a su hermana Deyanira que quedó sin protección. Luego Hércules se presentó ante Hades y le contó su encargo. Hades decidió dejarlo que se llevara a Cerbero, pero poniéndole como condición que no usara ninguna de sus armas, sólo la piel y la cabeza del león. Hércules dominó a Cerbero y lo llevó hasta Euristeo, que huyó despavorido, así que Hércules decidió regresarlo.
Décimo Segundo Trabajo: El último trabajó consistió en apoderarse de las manzanas doradas del árbol que Gea había regalado a Hera el día de su casamiento con Zeus. Al llegar al Cáucaso, se encontró con Prometeo, lo libró de sus cadenas y mató al ave que lo atormentaba, éste en recompensa, le dijo que no tomara él mismo las manzanas, sino que le pidiera a Atlas que lo hiciera. Hércules le ofreció a Atlas aliviarle de su trabajo de sostener el mundo si lo ayudaba tomando las manzanas, y así las obtuvo. Euristeo no sabía qué hacer con ellas, así que se las dio a Hércules, que las ofreció a Atenea, quien decidió devolvérselas a Hera.
“La servidumbre de Hércules, por fin ha terminado…”
Hércules decide cumplir con la promesa que había hecho a Meleagro, desposando a Deyanira. Sin embargo, por intervención de Hera, Hércules se enemistó con Apolo, quien lo condenó a servir tres años más como esclavo.
La reina Onfalia lo compró y lo llevó consigo a Lidia, donde lo humilló y lo despojó de su personalidad, obligándolo a vestirse de mujer y a amar a su ama por las noches fingiendo una pasión que en realidad escondía el gran odio que le tenía.
Terminado su período de esclavitud, lo invadió el deseo de venganza, así que se apoderó de Iole, esposa de Eurito, mientras en la corte de Ceyx, Deyanira sufría, ya que el tiempo de servicio había terminado y aún no tenía noticias de él. Deyanira decidió buscar a Licas, compañero inseparable de Hércules, quien le confesó que su marido se había prendado del amor de Iole. Primero Deyanira se abandonó a una tremenda amargura, luego recordó que el centauro Neso, le había dado un filtro de amor que le devolvería el amor de su marido, así que cuando Hércules le pidió que le mandara una vestimenta nueva, Deyanira llena la túnica con la mágica poción. Pero no era un filtro de amor lo que el centauro le había dado, era veneno, y al Hércules ponerse la túnica, poco a poco ésta se fue adhiriendo a su piel, así, lentamente y con grandes sufrimientos, Hércules muere.
“ Hera lo perdona y lo recibe con cariño en el Olimpo, junto a su padre, quien le entrega por esposa a la hermosa Hebe, diosa de la juventud. Está cumplido su destino…”